martes, 18 de mayo de 2010
jueves, 13 de mayo de 2010
Apatía
Siento que… ¿Sentir? ¿Yo? No estoy segura. Pero no vale la pena desperdiciar palabras y energía para explicar lo insensible que soy.
El caso es que nunca me había afectado mi alto grado de apatía. Podía mirar a personas en problemas y sonreír cínicamente y decirles que las cosas estarían mejor, no me importaba mucho. Podía mirar miles y miles de imágenes de gore y sonreír por mas macabras que fuesen. Y quizás por eso no merezco que nadie me ayude.
Pero ahora mi insensibilidad realmente me está afectando, a tal grado que a veces llega a darme asco y miedo al mismo tiempo relacionarme con más gente. Al menos antes podía fingir, si, era una excelente actriz, pero ya ni siquiera eso tengo ánimos de hacer, y no porque una pequeña chispa en mi consciencia haya activado el botón de la moralidad, sino porque no tengo ganas ni siquiera para eso.
No puedo sobrellevar una vida en el mundo con el resto de la gente, supongo que es una sicopatía que se va agravando con el tiempo. “Tomate un par de estas pastillas y te sentirás mejor”, al diablo el prozac, porque realmente no funciona, igual que las tontas sesiones de terapia.
Estoy frustrada hasta llegar a la desesperación por lo patética de mi situación y de mi misma. Ni siquiera soy capaz de hablar con alguien más para preguntar por la materia de la clase pasada, y salta a la vista que no es por timidez. No puedo establecer una conexión con alguna persona. Ni siquiera soporto que mi hermano me abrace.
A veces prefería quedarme encerrada en mi casa para poder llorar y evitar todo contacto con el mundo exterior. Para así poder magullar mis muñecas en paz.
El caso es que nunca me había afectado mi alto grado de apatía. Podía mirar a personas en problemas y sonreír cínicamente y decirles que las cosas estarían mejor, no me importaba mucho. Podía mirar miles y miles de imágenes de gore y sonreír por mas macabras que fuesen. Y quizás por eso no merezco que nadie me ayude.
Pero ahora mi insensibilidad realmente me está afectando, a tal grado que a veces llega a darme asco y miedo al mismo tiempo relacionarme con más gente. Al menos antes podía fingir, si, era una excelente actriz, pero ya ni siquiera eso tengo ánimos de hacer, y no porque una pequeña chispa en mi consciencia haya activado el botón de la moralidad, sino porque no tengo ganas ni siquiera para eso.
No puedo sobrellevar una vida en el mundo con el resto de la gente, supongo que es una sicopatía que se va agravando con el tiempo. “Tomate un par de estas pastillas y te sentirás mejor”, al diablo el prozac, porque realmente no funciona, igual que las tontas sesiones de terapia.
Estoy frustrada hasta llegar a la desesperación por lo patética de mi situación y de mi misma. Ni siquiera soy capaz de hablar con alguien más para preguntar por la materia de la clase pasada, y salta a la vista que no es por timidez. No puedo establecer una conexión con alguna persona. Ni siquiera soporto que mi hermano me abrace.
A veces prefería quedarme encerrada en mi casa para poder llorar y evitar todo contacto con el mundo exterior. Para así poder magullar mis muñecas en paz.
martes, 4 de mayo de 2010
Álvaro Dasí Torres
Si a nuestra locura vuelven nubes oscuras
nos cogerán frente con frente y codo con codo,
cada vez más solos, rodeados de gente.
Báñate en mis ojos, que se joda el mar
que quiera mecerte a su antojo,
si no somos nadie a nadie va a encontrar,
y si a las heridas quiere echarles sal
sólo va a encontrarse cerrojos .
Iré descalzo y tú desnuda,
al son del amor del ronco tambor que toque la luna.
Álvaro Dasí Torres
nos cogerán frente con frente y codo con codo,
cada vez más solos, rodeados de gente.
Báñate en mis ojos, que se joda el mar
que quiera mecerte a su antojo,
si no somos nadie a nadie va a encontrar,
y si a las heridas quiere echarles sal
sólo va a encontrarse cerrojos .
Iré descalzo y tú desnuda,
al son del amor del ronco tambor que toque la luna.
Álvaro Dasí Torres
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