jueves, 20 de agosto de 2009

Alone in the Dark




Jamás pensé que le temería a la soledad
En ningún momento había sido su presa,
Pero ahora simplemente lloro amargada
Una ausencia que no recuerdo claramente.

Te extraño, jamás te tuve y te necesito
Por simple instinto de supervivencia,
Por subir en la pirámide de Maslow
Por temor a morir sola, morir sin ti.

Me abandonaste entre fríos y tinieblas,
Con el silencio de un mito desvirtuado:
La esperanza si se puede perder,
Y más fácilmente de lo que creemos.

Prefiero esto, mil y una veces más
A la frialdad de tu decadente cercanía.
Debo dejar la debilidad de mi dependencia
Y comenzar a vivir y morir otra vez.

Un día, un siglo, un milenio, ¿qué son?
Nada comparados con el paso de tu ausencia
Y los retazos que quedaron de tu dichoso amor,
Cicatrices de toda mi involuntaria tortura.

Gracias por hacerme más fuerte, más libre
Por ser mí maestro, mi compañero,
Pero aun así, no me resigno a tu partida,
Te prometí que te esperaría y eso haré.

Mientras sola en tinieblas me consumo
Danzando con la muerte y la tristeza,
Suena el vals del recuerdo desdeñado,
Y todo esto es trivial, una rutina nada más.

I wait for you, here…
Alone in the dark.

martes, 18 de agosto de 2009

Anne Rice, la decadente reina de los vampiros

Título: Anne Rice, la decadente reina de los vampiros
Bajada: Todos cambiamos a veces estrepitosamente, tal vez sin razón alguna, del negro al blanco, de la belleza mórbida a los cánones grecorromanos, ¿qué lo ocasiona? Esto fue lo que sucedió con Anne Rice
Epígrafe: ¿Es acaso la fama, la tumba de los escritores?

Cómo no evocar esos hermosos paisajes de la mística Nueva Orleáns de Anne Rice, cada vez que nos sumimos en lecturas oscuramente provocadoras: Vampiros, brujas, diablos y fantasmas, tal vez, sólo un invento de leyendas o de perturbados escritores, seres arraigados en miedos y existencialismos completamente humanos. Desde su libro “Confesiones de un Vampiro” hasta el décimo libro de las crónicas vampíricas, “Cántico de Sangre”, fue el tiempo de Anne Rice. Luego en el 2005, gracias a la iluminación de un pesado libro, la Biblia, unos cuantos evangelios y la autora denominada “atea” cruza el umbral acercándose nuevamente al cristianismo que había abandonado a los 18 años, consiguiendo así que los ya desilusionados lectores vestidos de terciopelo negro y arrimados a la sombría pared de su biblioteca, terminaran perdiendo a una de las mayores exponentes a nivel mundial de los libros con temáticas góticas.
¿Falta de creatividad, libros celosamente repetitivos, contratos millonarios? Es imposible entrar en la mente de alguien y muchísimo más complicado en la de una autora que solía escribirle al existencialismo, la inmortalidad y la misma muerte. Después de su coma diabético y la muerte de su esposo nada volvería a ser lo mismo, "Prometí que de ahora en adelante sólo escribiría para el Señor” afirmó la ex reina de las novelas vampíricas en la revista Newsweek.
Pero, ¿Fue esto lo que acabó terminando con la fidelidad de sus recurrentes lectores? Lo más probable es que no, pues la mayoría de sus lóbregos lectores, muy aficionados e interesados en la literatura, salieran del cobijo de los libros de Rice después de la tercera y segunda obra de “Las Crónicas Vampíricas” y de “Las Brujas de Mayfair”, respectivamente, este es un buen ejemplo de que no se puede forzar a la creatividad y obtener buenos resultados, tardar dos o tres años en un relato resultó bastante bien, pero luego de unas firmas por aquí y otras firmas por allá, un libro al año mataría la originalidad de cualquier escritor por más que se esfuerce, aún así caería una y mil veces en la poco brillante ocurrencia de reciclar las ideas de sus libros anteriores y mezclarlas para tratar de crear una aleación inestable y carente del esplendor y la novedad que la caracterizaba, con el fin de satisfacer a una nueva legión de lectores económicamente explotables que lo que más ansiaban era leer las publicaciones de la escritora del libro “Entrevista con el Vampiro”, que había inspirado tan buena película. Eso fue lo que sucedió con Anne Rice, nuestra decadente reina de los vampiros.
¿Es acaso este un escenario propicio para el fracaso? Podemos caer una y mil veces, ¿Siempre conseguimos levantarnos? Tal vez allá un pequeño atisbo de luz, lejos de sus desilusionados lectores como si fuera su mismísimo y famoso personaje Lestat, que siempre exiliado y olvidando su pasado, volvía a comenzar una nueva aventura con drásticos cambios y renovadas fuerzas.
Eso ocurrió con el público de su obra, de ser éste correspondiente en su mayor parte jóvenes góticos, cambió, radical y estrepitosamente como un trueno en una noche silenciosa, a un público fervientemente religioso encantado con el primer libro de la saga cristiana, “Cristo el Señor: Salida de Egipto”, e ilusionado con la continuación de la misma, probablemente de dos libros más, que relata la vida de Jesús, tras una profunda investigación por parte de Rice.
Ah, en fin se recurren a las últimas líneas cuando recapacitamos, cuando examinamos, cuando concluimos. Y a cabalidad puedo afirmar que esta vez, la fama acabó a la reina de las novelas vampíricas, más efectivamente que el fuego con estos sobrenaturales seres.

“Noches de invierno, el calor de la estufa, un café y entre las manos un libro, más vampiros y brujas, pero esta vez Lestat y Rowan Mayfair no están”.

jueves, 13 de agosto de 2009

¿La necesidad de mentir?

Verdad, mentira; realidad, ficción; incertidumbre, Seguridad. Posibilidades…
Más allá de las necesidades fisiológicas, aspiramos a citar a los niveles de la pirámide de Maslow, desde la fisiología, la seguridad, la comunidad, hasta la autorrealización. Qué extraña nos suena la necesidad de tener seguridad, algo a lo que aferrarnos y consagrarnos en una inimaginada espiritualidad individual ajena a todo el ajetreo del nuevo pensamiento de las informes masas.
¿Cómo nos explicamos las cosas? Desde la creación del mundo y el ser humano, hasta el acto más cotidiano con el que nos pudiésemos tropezar. Lo que la mayor parte del tiempo hacemos es vaticinar o predecir las respuestas, reducir la incertidumbre. Y he aquí otra muestra del egoísmo humano: ¡Buscar respuestas he hipótesis que satisfagan la carga de nuestras conciencias!


PD: lo escribi cuando tenia como 13 años :P

miércoles, 5 de agosto de 2009

INSOMNIO

Con el ímpetu de la juventud encima, todos alguna vez tratamos de empezar a construir la casa desde el tejado, tratamos de hablar con la sabiduría de los mayores cuando ni siquiera hemos alcanzado los treinta. No soy una excepción. Pero al menos, a los dieciocho, comprendí al fin que aun no soy capaz de mantenerme en pie yo misma y menos cargar con la vida de mi familia, al contrario, los necesito más que a nada en el mundo. Por supuesto no hablo del ámbito económico, sino del hecho de sentir que yo debía solucionar todos los problemas para que ellos pudieran vivir sin preocupaciones.
– ¿De donde crees que proviene esa sensación de sobreprotección con tu familia?-
- De la culpa
- ¿Culpa? ¿De qué?
- Si se lo dijese ya no sería un secreto, y a usted no le pagarían por estas sesiones.
Recuerdo que la psicóloga dijo en su diagnostico que aquel tipo de depresión tan severa se podía producir principalmente por traumas en la niñez, e incluso una vez sugirió a los estupefacientes como causantes de mi enfermedad. Acertó en lo primero, pero en lo que respecta a los narcóticos no, porque todos aquí saben que soy demasiado inteligente como para caer eso. Pero jamás se lo dije. Esa respuesta, por cierto, no me ayudo a zafarme de otras drogas, pero las que ella misma me obligo a tomar. No me refiero a la autocomplacencia, ni a la autocompasión, aunque estimo que son igual de letales, sino que al Prozac o Fluoxetina. Ahora que he conocido más sobre el tema que esa soporífica pastilla, no me explico como una profesional titulada de una buena facultad de psicología le receta a una niña de trece años ese tipo de narcóticos, bajo la consigna de “te ayudara a dormir mejor”, siendo que uno de los principales efectos secundarios es la alteración del sueño. Si no me falla la memoria, creo que en esos tiempos comencé a dormir de día, y muy pocas horas por lo demás. Si, se que suena como una más de esas modas de los jóvenes de esta época, el creerse vampiros, pero de haber podido controlar mi glándula pituitaria a voluntad, lo habría hecho, y con todo el respeto que corresponde, me habría vuelto hinduista o budista para controlar el chakra de Sahasrara o chakra corona, que representa la aquella dichosa glándula que no está segregando la cantidad necesaria de hormonas para controlar mi sueño.