jueves, 22 de octubre de 2009

Tower

¿Cuantos días tuvieron que pasar para que yo aprendiera la lección, para que al fin entendiera que no puedo estar con nadie?

Definitivamente es como estar encerrada en la torre más alta de un castillo, donde ni las personas que te quieren o al menos que dicen quererte pueden entrar. Nada más el guardián de turno en su aburrimiento te cuenta un poco de lo acontecido en el exterior. Un día, llega uno, más amable que el resto y de brillante armadura, y te pregunta si quieres salir. Aun frente al miedo lo sigues mientras te guía por los recovecos y escaleras de piedra para sacarte al exterior, incluso te ayuda a enfrentarte al dragón, que cumpliendo con su trabajo te impide el paso. Ya fatigada ante la envergadura de tal batalla, te encuentras en la entrada principal de tu lugar de prisión.

- No tienes de que preocuparte, todo estará mejor si sales.

En las grietas de la imponente puerta se filtran pequeños rayos de una deslúmbrate luz y la promesa de un devenir mejor. Oyes bajar el puente del castillo, te aferras a dependencia del guardián sólo hasta el momento en que se te ocurre preguntar por qué te está tratando de ayudar.

- Porque me nace hacerlo, no creas que me siento obligado

- Está bien –Dudando-


A ojos cerrados esperas mientras se va abriendo la puerta, asustada pero al mismo tiempo deseosa de por fin ver el mundo exterior. Bajas la mirada y no ves más que el puente y el foso lleno de alimañas.

- Levanta la mirada, es tiempo de que hagas las cosas por y para ti misma

La luz…

El sol…

Demasiada luz…

Te ciega.

Tratas desesperadamente de volver a la seguridad del castillo, te tropiezas mil veces en el empedrado del salón hasta esconderte detrás de las escaleras, allí donde la luz no pueda alcanzar tu rostro. Lloras, mientras una horrible vista de lo que es tu hogar corrompe los recuerdos solitarios pero tranquilos que tenias de tu tiempo de cautiverio.

- ¿Por qué a ti no te afecta la luz?

- La costumbre quizás.

Miente. Él siempre lleva el cabello cubriendo tus ojos de luz. ¿Por qué no te lo advirtió? Tus ojos cubiertos de lagrimas y enrojecidos por la luz, los suyos, fuera de tu alcance, envolviendo su mundo, limitándolo, pero pese a que el guardián cree que su mundo es ilimitado y pleno, los horizontes que pintó quedaron tan reales que no es capaz de distinguir la diferencia entre la realidad y la mera lógica que él se inventó. Lógica que por cierto no se aplica a ti. No eres como las personas que él conoce, tampoco eres como él, y nunca lo serás, no podrás dejar que la luz vuelva a acariciar tu rostro. ¿Para qué? ¿Para que vuelva a quemarte?

- ¿Por qué no me lo advertiste?

- Debes aprender a ser independiente, a no hacer las cosas por lo demás. Lo que tú consideras correcto no siempre es lo mejor.


Su presencia ahora te extraña…

Te incomoda…

Te repele…

- ¡Aléjate de mí! Nunca seré como tú, ni como los seres del exterior. No puedo soportar la luz, su calidez. ¡Aléjate! Quiero estar sola. No quiero importunarte más…

- ¿Crees que alejándome de ti yo estaré mejor?


- ¡Aléjate!

Fue por su bien, tarde o temprano terminarías odiándolo por haberte abierto los ojos, solo para hacerte caer en cuenta de un mundo horrible. No es su culpa. Pero no debió, no debió haberte sacado de la torre.

Sola de nuevo. Pero esta vez aprendiste la lección. No puedes estar con nadie, te mereces quedarte en el desolado castillo por no tener el valor de enfrentar la luz del exterior. Este completamente asumido, jamás lo olvidaras.

Piensa en todo lo que puedes hacer estando sola. Puedes dedicarte más a tus libros, a practicar el clavicordio que empolvado te espera en el salón. Pero más importante, puedes reflexionar sobre el pasado. Y así, contribuir a levantar murallas cada vez más altas ante el castillo, para aislarte, para aislar al mundo de ti, para que nadie vuelva a tratar de liberarte.


5 comentarios:

  1. Me haces daño... Pero aún así no me arrepiento. Yo voy a estar ahí por si en algún momento quieres salir de tu castillo, Dennys Meyer.

    Te quiero mucho.

    PD: No era para ti, lo siento.

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  2. Menos mal no era para mi. *alivio*

    Por eso mismo quiero que te alejes, porque no quiero hacerte mas daño aun.

    Es mejor que te vayas a una taberna o algo, porque de verdad no pienso ni quiero salir

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  3. si no puedes estar con nadie como dices....pk sigues viniendo a clases y pk sigues hablando conmigo?
    me encantaría tener una respuesta convincente

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  4. Sigo viniendo a clases porque tengo responsabilidades. Y sigo hablando contigo por la imposibilidad de evitarte. Pero lo mas probable es que aunque me vaya o si quedo (repetire ramos) no vayamos a vernos mas.

    Te sirve esa respuesta?

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  5. tú no puedes controlar lo que te pase a futuro. NOS VAMOS A VER, y eso es inevitable. Supongo que gracias por los buenos y los malos ratos. Yo te seguiré considerando mi amiga a pesar de todo, y cuando por fin te des cuenta k estás mal y necesites apoyo, estaremos allí para ayudarte. Sí, estaremos. Emilio y yo.

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